¿Cómo te destruye?

Actualmente nos encontramos en una cultura de la queja. Estamos en un período de la historia donde los que lloran muy fuerte son tratados con delicadeza y los que trabajan silenciosamente con esfuerzo y dedicación parecen ser los villanos.

Y con este panorama, la queja se ha elevado a la categoría de virtud.

Las implicaciones sociales son devastadoras. La cultura de la queja está despedazando nuestras sociedades y creando niveles de división social nunca antes vistos.

Las quejas, los lamentos, el cinismo y la hostilidad no son formas de mejoramiento personal o social. Solo te hunden en la amargura, el resentimiento y la autocomplacencia.

Pero no quiero centrarme en eso, sino en lo que sucede en tu cuerpo y en tu mente cada vez que te quejas.

Cada vez que te quejas, tu organismo entra en protección. Activas la respuesta de lucha o huida y liberas masivamente los neuroquímicos del estrés y la ansiedad.

Tus músculos se tensan, tu presión arterial aumenta, tu frecuencia cardíaca se acelera y tu cerebro entra en la llamada “zona de no-pensamiento”, un estado cognitivo en el que tus facultades mentales quedan limitadas y no puedes pensar con claridad ni encontrar soluciones a ese problema del que te estás quejando.

A cambio, el cerebro activa partes más arcaicas (reptilianas y límbicas) que nos ponen en contacto con respuestas basadas en la ira y la rabia.

Y cuando te mantienes en este estado de forma prolongada, estas respuestas biológicas se convierten en un veneno que te deteriora hasta el mismo nivel celular.

Prueba un cambio de enfoque!

Antes  de que las quejas sean algo normal para ti, algo que tu cerebro usa todo el tiempo. Esforzarte  para que tu cerebro deje de usarlas.

¿Qué  puedes hacer?

Adoptar esta nueva perspectiva: “La queja y el lamento no son formas de autodesarrollo ni de mejora social. Cada queja me destruye físicamente y me impide encontrar una solución a ese conflicto que me duele y me frustra.”

Lo que antes era normal, debes convertirlo en anormal. Mentalice que las quejas son algo inaceptable.

Cada vez que te des cuenta de que te estas quejando, deja de hacerlo de inmediato. No te permitas continuar despotricando. Y enfoques en encontrar la solución, no en lo irritante que te parezca el problema.

Te recomiendo que lo hagas y repite esto a diario. Ponle freno a cada lamento hasta que tu mente lo convierta en algo automático.

 

fuente: Jorge Benito- mindfullness.